Hoy recibí un mail de un espacio correligionario juvenil que me produjo una profunda tristeza. En el mismo se plantea que todo aquel que no comulgue con aquellos que se pretenden dueños de nuestro partido provincial son "traidores".
Palabras muy fuertes y fuera de contexto para aquellos que sucesivamente han generado acuerdos con espacios peronistas provinciales, que han prohibido y expulsado cualquier voz que se ha levantado enfrente suyo, que han reducido nuestro partido a una mínima expresión generando un feudo infranqueable para todos aquellos que no portamos apellido.
Uno que ha caminado algún que otro espacio radical no se sorprendería de este tipo de actitud o expresión de aquellos que vez tras otra se encargan de alternarse entre sí en los espacios de poder interno.
Lo preocupante, decepcionante, y porque no desmotivante es que esto nos llegue de manos de los espacios juveniles... Aún cuando no comparto el espacio político de quienes son acreedores de dichas críticas, no dejo de considerar que las divergencias se deben saldar en los espacios propios e intrínsecos a las discusiones partidarias que nuestro partido hace años no viene dando.
Tristemente algunos espacios de la Juventud Radical se olvidan del rol fundamental de la misma como agente de cambio y de renovación, de oxigenación de nuestra estructura partidaria. Simplemente se dejan llevar por aquellos que a fuerza de módulos, contratos y promesas de grandeza les apagan sus llamas de rebelión e iniciativa propia.
La JR nacional dio un gran paso en ese sentido, cuando en la Convención Nacional de Mina Clavero dejó muy clara su postura. No se dejó arrastrar por las oleadas y maremotos impulsados por los viejos y anquilosados dirigentes y plasmó una posición propia, dejando a muchos referentes con la sangre en la boca.
Los jóvenes debemos tomar un rol proactivo en este proceso de recuperación partidaria que coyunturalmente nos toca transitar. La Provincia de Buenos Aires no sólo no puede quedarse atrás en este sentido, sino que debe tomar la posta y marcar un eje de acción a seguir por otros espacios con menor trascendencia en lo que se refiere a exposición política.
Que la Convención Provincial no sea una farsa donde la única discusión pase por quien llega a San Miguel con más cartones, sino que sea un espacio de debate, de generación de políticas provinciales, de motores que muevan a la militancia radical, depende de nosotros.
No nos dejemos estar, no nos dejemos comprar, no nos dejemos achatar por aquellos que no son más que una vieja expresión que ha dejado de ser.
Cantera Popular La Plata
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